SÁBADO UN DÍA ESPECIAL

SÁBADO UN DÍA ESPECIAL
Dios por que nos ama tanto, nos ha dado un día especial para adorarle, no es un mandamiento es un Pacto eterno

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martes, 18 de septiembre de 2012

Hacer el bien en sábado honra el día.

 Pues, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Mateo 12:12.

 Cuando le preguntaron: “¿Es lícito sanar en el día de reposo?”, Jesús contestó: “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo”. Mateo 12:10-12. Los espías no se atrevían a contestar a Jesús en presencia de la multitud por temor a meterse en dificultades. Sabían que él había dicho la verdad. Mientras que aliviarían a un animal por causa de la pérdida que sufriría el dueño si lo descuidaban, estaban dispuestos a dejar sufrir a un ser humano antes que violar sus tradiciones. Así manifestaban un mayor cuidado por un animal que por la persona, que fue hecha a la imagen de Dios. Esto ilustra el resultado de todas las religiones falsas. Tienen su origen en el deseo del ser humano de exaltarse por encima de Dios, pero llegan a degradar a la humanidad por debajo del nivel de los brutos. Toda religión que combate la soberanía de Dios, defrauda a la humanidad de la gloria que le fue concedida en la creación, y que ha de serle devuelta en Cristo. Toda religión falsa enseña a sus adeptos a descuidar las necesidades, los sufrimientos y los derechos de los humanos. El evangelio concede alto valor a la humanidad como adquisición hecha por la sangre de Cristo, y enseña a considerar con ternura las necesidades y desgracias de la humanidad... Cuando Jesús preguntó a los fariseos si era lícito hacer bien o mal en sábado, salvar la vida o matar, les hizo confrontar sus propios malos deseos. Con acerbo odio ellos deseaban matarle mientras él estaba salvando vidas e impartiendo felicidad a muchedumbres. ¿Era mejor matar en sábado, según se proponían ellos hacer, que sanar a los afligidos como lo había hecho él? ¿Era más justo tener homicidio en el corazón en el día santo que tener hacia todos un amor que se expresara en hechos de misericordia? Al sanar al hombre que tenía una mano seca, Jesús condenó la costumbre de los judíos, y dejó al cuarto mandamiento tal cual Dios lo había dado. “Es lícito hacer el bien en los días de reposo”, declaró. Poniendo a un lado las restricciones sin sentido de los judíos, honró el sábado, mientras que los que se quejaban contra él deshonraban el día santo de Dios.—El Deseado de Todas las Gentes, 253, 254

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La obra de salvar almas en sábado.


Haré más precioso que el oro al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. Isaías 13:12. 
Si estaba bien que David satisficiese su hambre comiendo el pan que había sido apartado para un uso santo, entonces estaba bien que los discípulos supliesen su necesidad recogiendo granos en las horas sagradas del sábado. Además, los sacerdotes del templo realizaban en sábado una labor más intensa que en los otros días. En asuntos seculares, la misma labor habría sido pecaminosa; pero la obra de los sacerdotes se hacía en el servicio de Dios. Ellos cumplían los ritos que señalaban el poder redentor de Cristo, y su labor estaba en armonía con el objeto del sábado. Pero ahora, Cristo mismo había venido. Los discípulos, al hacer la obra de Cristo, estaban sirviendo a Dios y era correcto hacer en sábado lo que era necesario para el cumplimiento de esa obra. 
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención de la humanidad; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose “Señor del sábado”; es decir, un Ser por encima de toda duda y de toda ley. Este Juez infinito absuelve a los discípulos de culpa, apelando a los mismos estatutos que se les acusaba de estar violando... 
Otro sábado, al entrar Jesús en una sinagoga, vio allí a un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos lo vigilaban, deseosos de ver qué iba a hacer. El Salvador sabía muy bien que al efectuar una curación en sábado, sería considerado como transgresor, pero no vaciló en derribar el muro de las exigencias tradicionales que rodeaban al sábado. Jesús invitó al enfermo a ponerse de pie, y luego preguntó: “¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?” Era una máxima corriente entre los judíos que al dejar de hacer el bien, cuando había oportunidad, era hacer lo malo; el descuidar de salvar una vida era matar. Así se enfrentó Jesús con los rabinos en su propio terreno. “Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de su corazón, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”. Marcos 3:4, 5.—El Deseado de Todas las Gentes, 251-253.